Stranger Things 5 por fin hace justicia a este personaje olvidado desde la temporada 1

Aunque el grupo central de Stranger Things se ha mantenido relativamente estable, el elenco de la serie no ha dejado de crecer con cada temporada. Lo que comenzó como una historia centrada en la desaparición de Will y la reacción de sus amigos y familiares terminó convirtiéndose en un universo mucho más amplio. Algunos personajes fueron pasajeros, otros murieron de forma memorable y varios, como Max o Robin, llegaron tarde pero se volvieron indispensables. Sin embargo, no todos corrieron la misma suerte, y durante años ciertos personajes quedaron relegados a un segundo plano. Uno de los casos más evidentes fue el del profesor Scott Clarke, el querido maestro de ciencias que parecía destinado a saber mucho más de lo que la serie le permitía.

Durante años, Stranger Things presentó a Mr. Clarke como una pieza clave silenciosa, un personaje con el conocimiento suficiente para cambiarlo todo, pero condenado a observar desde la periferia sin conocer la verdad.

Desde la primera temporada, Mr. Clarke fue una figura fundamental para el grupo. Como profesor y líder del club audiovisual, influyó directamente en Dustin y sus amigos, aportando explicaciones científicas que ayudaron a entender conceptos como los universos paralelos o los viajes interdimensionales. Sin saberlo, fue una de las razones por las que los chicos lograron avanzar tanto en el misterio del Upside Down. Aunque nunca comprendió el alcance real de lo que estaba ocurriendo en Hawkins, siempre apoyó la curiosidad y el aprendizaje de sus alumnos, convirtiéndose en una especie de mentor involuntario.

Con el paso del tiempo, y a medida que los protagonistas crecían, su presencia fue disminuyendo. Para la temporada 4, su ausencia parecía lógica desde el punto de vista narrativo, ya que los chicos habían superado su etapa escolar y acumulaban suficiente experiencia como para no depender de él. Sin embargo, Stranger Things nunca lo eliminó por completo, y en la temporada 5 su regreso cobra un nuevo significado. Ahora enseñando a Erica, Mr. Clarke vuelve a introducir conceptos científicos clave que anticipan el conflicto final, demostrando que su rol siempre estuvo conectado al núcleo de la historia.

La temporada 5 deja claro que el aporte de Mr. Clarke nunca fue decorativo, sino estructural, una base científica y emocional que sostuvo la narrativa desde el inicio.

El verdadero punto de inflexión llega cuando el grupo necesita ayuda desesperadamente para rescatar a Dustin, atrapado en el Upside Down. Es entonces cuando Erica propone acudir al profesor Clarke. A pesar de su confusión inicial, él no duda en ayudar al enterarse de que uno de sus antiguos alumnos está en peligro. Esta decisión marca el momento en que el personaje deja de ser un espectador y pasa a formar parte activa de la misión. Su ingenio y creatividad resultan decisivos, y por primera vez se ve recompensado con la verdad completa sobre lo que ocurre en Hawkins.

Una vez que conoce la realidad, Mr. Clarke no se echa atrás. Al contrario, acepta el peligro y se integra al grupo principal con una valentía inesperada. Además de su utilidad práctica, su presencia aporta un alivio tonal necesario en una temporada marcada por la oscuridad, la pérdida y el sacrificio. Su dinámica con Murray introduce momentos de humor que equilibran el peso emocional del tramo final de la serie.

Convertir a Mr. Clarke en parte del equipo no solo corrige una deuda narrativa, sino que refuerza el mensaje de la serie sobre la importancia del conocimiento, la empatía y el coraje frente a lo desconocido.

En muchos sentidos, su incorporación se siente inevitable y justa. Durante cinco temporadas, adolescentes cargaron con responsabilidades imposibles, y la llegada de un adulto con formación científica y verdadera vocación por proteger a sus alumnos era algo largamente esperado. Aunque se una oficialmente al grupo cerca del final, Mr. Clarke representa exactamente lo que Stranger Things necesitaba para cerrar su historia: alguien que siempre estuvo ahí, esperando el momento de cumplir su verdadero propósito.