Celebridades

Simu Liu no espera que Hollywood escriba su futuro por él

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Nader Castillo

diciembre 30, 2025

De contador a actor y productor, Simu Liu reflexiona sobre la ambición, la familia y por qué su futuro no siempre estará frente a las cámaras.

Mucho antes de portar los legendarios Diez Anillos como Shang-Chi o de convertirse en un espía biohackeado al servicio de una organización secreta, Simu Liu era simplemente un niño inmigrante más. Nació en Harbin, China, y pasó los primeros cinco años de su vida con sus abuelos antes de mudarse a Canadá. Sacaba buenas notas, estudió negocios y finalmente consiguió trabajo en Deloitte como contador. En otra realidad, su vida podría haberse quedado ahí. Pero tras descubrir la actuación, el actor canadiense encontró su verdadera pasión. Luego de años apareciendo en series de ciencia ficción y protagonizando la aclamada Kim’s Convenience, alcanzó el estrellato en 2021 al encarnar al superhéroe protagonista de Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos.

Pero Liu es mucho más que una cara atractiva y músculos. Cuando converso con él por Zoom, lo primero que destaca es lo cuidadoso que es con cada respuesta. Viste de manera sencilla, con una camiseta negra sin mangas, su característico cabello negro bien peinado, y transmite cercanía inmediata. Incluso cuando la charla se alarga, se mantiene amable, cálido y genuinamente atento.

Liu inicia una nueva etapa con su proyecto más reciente, The Copenhagen Test de Peacock, donde no solo es el protagonista, sino también productor ejecutivo. Aun así, con su carrera en constante ascenso, se mantiene con los pies en la tierra, reflexionando sobre su pasado, su familia y los momentos clave de su trayectoria.

Su primer gran papel abrió los ojos de sus críticos más cercanos. Para muchos, el primer contacto con Liu no fue Shang-Chi, sino Jung, el hijo pródigo de la familia Kim en Kim’s Convenience. Presentado como la oveja negra, distanciado de sus padres, la serie muestra su proceso de maduración y reconciliación familiar. De forma sorprendente, el camino de Jung guarda similitudes con la vida real de Liu.

En su libro We Were Dreamers, el actor cuenta que su relación con sus padres se deterioró cuando decidió dedicarse por completo a la actuación. Académicos de formación, ellos tenían una idea de éxito muy distinta a la que su hijo eligió tras ser despedido de Deloitte. En ese periodo, la relación fue especialmente tensa.

Durante mucho tiempo no hablamos. Y cuando lo hacíamos, todo era muy, muy tenso. Recuerdo una vez con mucha claridad: tuve que levantarme a la mitad de la cena e irme porque simplemente no estaba funcionando.

“No era productivo. Creo que mi mamá, en ese momento, estaba a punto de levantar la mano, sin querer dejarla mal. Nos estábamos empujando mutuamente.”

Al igual que Jung reconstruye poco a poco el vínculo con sus padres, Liu recuerda que su propio punto de quiebre no llegó con Kim’s Convenience, sino antes, durante su participación en la poco conocida serie canadiense Blood and Water. Fue la primera producción hecha específicamente para una audiencia chino-canadiense, con diálogos en inglés, cantonés y mandarín. Liu interpretó a Paul Xie, el hermano de un joven asesinado dentro de una poderosa familia.

Fue mi primer papel regular en una serie, y el personaje exigía hablar mucho mandarín. Yo nací en China, entiendo bastante y lo hablo más o menos, pero el personaje necesitaba una fluidez que no tenía, y tenía grandes bloques de diálogo que me ponían nervioso.

“De alguna manera involucré a mis padres en la preparación. Imagínate lo difícil que fue pedir eso, pero necesitaba ayuda. Mi papá, muy a regañadientes, estaba conmigo por teléfono hasta altas horas de la noche.”

Esas llamadas nocturnas, llenas de repetición y memorización, también marcaron el momento en que su padre empezó a comprender su profesión.

“Creo que fue la primera vez que mi papá se dio cuenta de que esto era un trabajo real, una vocación que requiere mucho esfuerzo y preparación.”

Blood and Water no solo ayudó a recomponer la relación familiar, sino que también abrió los ojos de Liu al trabajo detrás de cámaras. Tras la primera temporada, fue invitado a unirse al equipo de guionistas.

“Fue un cambio tectónico para mí.”

Antes de eso, conseguir papeles le resultaba una experiencia paralizante.

“Era una sensación de completa impotencia.”

Participar en el Reel Asian Film Festival y crear su propio cortometraje le dio una especie de escuela práctica.

“Fue como una mini escuela de cine. Me dio tranquilidad saber que no tienes que esperar a que suene el teléfono, ni a que un agente o alguien te permita trabajar. Puedes generar tus propias oportunidades, y eso fue un regalo enorme al inicio de mi carrera.”

Entrar al cuarto de guionistas le permitió ver la industria desde una perspectiva total.

Estar en la sala de guionistas es muy importante, porque no solo creas historias, también trabajas con presupuestos y haces recortes según lo que pide la cadena.

También participó en audiciones, actuando frente a otros actores.

“Fue muy liberador para mí.”

“Los actores se obsesionan con por qué no obtuvieron un papel, qué hicieron mal, por qué no ellos.”

“A veces, la respuesta es simplemente que no estaba destinado a ser.”

“A veces alguien entra a la sala y antes de hablar ya sabes que es el personaje.”

“Es el aura. Es algo intangible.”

Todo esto le enseñó que existen muchas formas de trabajar en el entretenimiento. Esa experiencia fue clave para The Copenhagen Test, donde ahora también es productor ejecutivo.

“Me dio una base sólida para saber cómo comportarme en una sala de guionistas, respetar las normas y entender la idea de que la mejor idea gana, dejando el ego afuera.”

En The Copenhagen Test, Liu interpreta a Alexander Hale, un analista de inteligencia que descubre que ha sido biohackeado y vigilado constantemente. Además, enfrenta la tensión de ser un agente chino-estadounidense cuya lealtad siempre es puesta en duda.

Liu ya no quiere bajar la cabeza ni trabajar en silencio. Durante su formación como actor en Canadá, le enseñaron a no destacar demasiado.

“Cuando las producciones estadounidenses llegaban a Canadá, esos papeles pequeños ya estaban asignados. Si tenías dos líneas, no venías a opinar.”

“Era una mentalidad de conoce tu lugar, haz tu trabajo, agradece estar ahí y vete.”

Liu señala que en Estados Unidos se valora lo contrario.

“Valoramos a las personas con un punto de vista fuerte, especialmente en el arte.”

“Celebramos las voces firmes. Necesitamos esas voces.”

Ese cambio de mentalidad fue clave para dejar atrás la autolimitación.

“Necesitamos esas voces fuertes.”

En The Copenhagen Test, James Wan le dejó claro que no estaba ahí solo como actor.

“No queremos que seas un títere. Queremos que hagas oír tu voz.”

“Es tu trabajo opinar, confiar en tu voz y saber que importa.”

Ese ha sido el camino de Simu Liu: confiar en sí mismo, entender que su voz tiene valor y usarla no solo para protagonizar historias, sino para abrir espacios a nuevas narrativas. Después de años de esfuerzo silencioso, queda claro que es mucho más que Shang-Chi… y que su historia recién comienza.

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