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Las películas de James Bond en los 70, ordenadas por su valor de entretenimiento

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Nader Castillo

diciembre 19, 2025

La década de 1970 fue un periodo de transición para la saga de James Bond. Tras la salida de George Lazenby y el regreso breve de Sean Connery, la llegada de Roger Moore marcó un nuevo estilo: más ligero, humorístico y con un toque de ironía. Aunque algunos de sus filmes posteriores fueron criticados por exceso de comedia, en los setenta Moore entregó sus mejores trabajos.

Los setenta demostraron que Bond podía reinventarse sin perder su atractivo.

The Spy Who Loved Me (1977)
La mejor película de Moore y una de las más completas de la saga. Con la agente rusa XXX (Barbara Bach) como compañera y un clímax espectacular, se convirtió en un clásico absoluto.

El Bond más elegante y emocionante de la década.

Live and Let Die (1973)
El debut de Moore fue fresco y diferente, con elementos de blaxploitation, vudú y un villano memorable interpretado por Yaphet Kotto. Además, el tema de Paul McCartney trascendió la película y se convirtió en un himno cultural.

Un inicio vibrante que redefinió el estilo de 007.

Moonraker (1979)
El Bond espacial, nacido tras el éxito de Star Wars. Aunque poco fiel a la novela original, fue un éxito de taquilla y abrazó el tono camp con descaro. Richard Kiel regresó como Jaws, ahora convertido en héroe.

Un guilty pleasure que llevó a 007 hasta las estrellas.

The Man With The Golden Gun (1974)
Un filme irregular, pero con Christopher Lee como Scaramanga, uno de los villanos más icónicos. El duelo final entre Bond y Scaramanga es intenso y vale la pena.

Un villano legendario salva una película desigual.

Diamonds Are Forever (1971)
El regreso de Connery resultó decepcionante, con un guion flojo y un protagonista desinteresado. Las ambientaciones en Las Vegas aportan estilo, pero poco contenido. Donald Pleasence como Blofeld es lo más destacable.

Un cierre innecesario para la era Connery.

Conclusión
Los años 70 fueron una etapa de reinvención para James Bond. Roger Moore aportó humor y carisma, revitalizando la franquicia y entregando clásicos como The Spy Who Loved Me y Live and Let Die. Aunque hubo tropiezos como Diamonds Are Forever y The Man With The Golden Gun, la década consolidó a 007 como un fenómeno cultural capaz de adaptarse incluso a la fiebre espacial de Moonraker.

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