Guillermo del Toro es brillante, pero Andy Warhol ya había hecho una de las adaptaciones más extrañas de Frankenstein
La historia de Frankenstein siempre ha tenido algo profundamente cinematográfico: una mezcla de maravilla, podredumbre y dolor existencial. Ese corazón trágico es justamente lo que atrae a Guillermo del Toro, un director que ha convertido la melancolía del monstruo en un sello propio. Desde El laberinto del fauno hasta La cumbre escarlata, sus criaturas nunca son simples amenazas: son espejos rotos que reflejan nuestra humanidad. Del Toro entiende que el monstruo no da miedo por lo que es, sino por lo que revela de nosotros, del mismo modo que lo hicieron Edward Scissorhands o Penny Dreadful.
Pero mucho antes de que el terror “elevado” pusiera de moda el trauma y la empatía, ya existía otra versión del mito… una completamente desquiciada. Flesh for Frankenstein, dirigida por Paul Morrissey bajo el sello de Andy Warhol, no susurra ternura ni tragedia: grita, se retuerce y exhibe su locura con orgullo. Imagina Hammer Horror mezclado con La naranja mecánica y pasado por el filtro descarado de The Rocky Horror Picture Show. Es Frankenstein sin culpa, sin delicadeza y sumergido en puro exceso pop-art.

A principios de los años 70, el caos creativo de la Factory de Andy Warhol seguía vibrando con energía, decadencia y provocación. Ese fue el escenario donde Paul Morrissey —conocido por películas crudas como Flesh y Trash— reinventó a Frankenstein como una sátira grotesca del lujo, la ciencia y la moral.
Lo curioso es que Warhol apenas participó. Su nombre en el título fue más un truco publicitario que una colaboración real. Morrissey rodó la cinta en Italia, diseñó su estética y empujó el mito hacia un territorio donde la monstruosidad no se lamenta… se exhibe.
Aquí, Frankenstein no lamenta su creación: la disecciona para revelar obsesiones de clase, represión sexual y un ansia enfermiza por el control. El monstruo no es víctima ni héroe; es un instrumento para desnudar la corrupción moral de quienes lo crean.
En Flesh for Frankenstein, el Barón von Frankenstein (Udo Kier) está casado con su propia hermana y ambos quieren fabricar una “raza serbia perfecta” a partir de cuerpos cosidos. Órganos saltan hacia la cámara en 3D, la violencia es absurda y la sexualidad bordea lo demencial. Es una ópera grotesca sobre poder, deseo y decadencia aristocrática, más cercana a una pesadilla pop que a un cuento gótico.
Mientras las adaptaciones tradicionales buscan compasión por la criatura, Morrissey convierte el mito en una burla venenosa sobre la dominación del cuerpo y la mente. El relato deja de ser tragedia para transformarse en sátira sangrienta. Y sin embargo, en su exageración, conserva algo que del Toro entendería muy bien: la idea de que el monstruo es la sombra de nuestro creador interior.
Hoy, lo que un día fue cine marginal —X-rating, gore en 3D, sexo explícito, humor incómodo— es reconocido como precursor del terror artístico contemporáneo. Morrissey tomó los excesos del cine exploitation y los fusionó con ironía pop, abriendo un nuevo espacio donde Frankenstein podía mutar sin pedir permiso.

La clave de Flesh for Frankenstein es su impertinencia. No intenta conmoverte ni hacerte llorar por la criatura. Quiere incomodarte, hacerte reír nerviosamente y empujarte al borde del absurdo. El Barón no habla de amor o arrepentimiento. Grita barbaridades como: “Para conocer la muerte, Otto, tienes que f****r la vida en la vesícula biliar.”
Es grotesca, sí, pero también una visión poderosa del mito: una disección del deseo de crear, destruir y poseer. Mientras del Toro haría un Frankenstein romántico y trágico, Morrissey ofrece uno frío, pervertido y casi caricaturesco. Dos visiones opuestas persiguiendo el mismo fantasma: la soledad del creador y el reflejo monstruoso de sus errores.
Al final, si buscas un Frankenstein emocional, lleno de compasión y tristeza, del Toro es la respuesta.
Pero si quieres un Frankenstein que se burle del abismo, que baile entre sangre y sátira, y que convierta el mito en una broma macabra, entonces Flesh for Frankenstein es la pieza extraña y gloriosa que necesitas redescubrir.
Puedes ver Flesh for Frankenstein gratuita en Pluto TV.
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