Wake up dead man: el misterio que Benoit Blanc nunca podrá resolver

Tras tres años de ausencia, Benoit Blanc (Daniel Craig) regresa en Wake up dead man: a Knives out mystery, la tercera entrega de la saga dirigida por Rian Johnson. El excéntrico detective sureño, elegante y amante de los musicales, enfrenta un caso aparentemente imposible: un asesinato en una iglesia rural de Nueva York. Aunque la trama ofrece un crimen en apariencia irresoluble, lo más revelador de la película no es el misterio policial, sino el conflicto íntimo que expone sobre Blanc y su relación con la religión.

Por primera vez, Benoit Blanc se enfrenta a un misterio que no depende de pistas ni deducciones: la fe

Blanc y su vida personal: un enigma dentro del enigma
Hasta ahora, Blanc ha sido el único personaje presente en todas las películas de Knives out. Sin embargo, Johnson ha mantenido su vida privada en gran medida oculta. Sabemos que es gay —con un cameo de Hugh Grant como su pareja en Glass onion— y que disfruta de los musicales, pero poco más se ha revelado sobre su pasado o su familia. Johnson ha explicado que prefiere que el público conozca a Blanc a través de los casos que resuelve, no mediante largas exposiciones biográficas. En Wake up dead man, sin embargo, se abre una ventana hacia su historia personal, y lo que se muestra es doloroso: una relación complicada con la religión y con su madre, marcada por el rechazo y la incomprensión.

La religión como misterio irresoluble
El caso lleva a Blanc a colaborar con Jud (Josh O’Connor), un joven sacerdote que cree firmemente en el poder sanador de la fe. Desde su primer encuentro, queda claro que Blanc no comparte esa visión. En un monólogo, recuerda que su madre era muy religiosa, pero confiesa que nunca pudo aceptar cómo la Iglesia justificaba actos de misoginia, homofobia y abusos. Para él, la religión es “la promesa vacía de un cuento infantil”. Este rechazo no es solo intelectual. Como hombre gay y defensor de mujeres de color en sus investigaciones (Knives out con Marta y Glass onion con Helen), Blanc percibe la hipocresía religiosa como un ataque directo a sus valores y a su identidad.

La religión es el único misterio que Benoit Blanc no puede resolver, y esa herida lo acompaña siempre

Un pasado marcado por la distancia familiar
La película sugiere que Blanc creció aislado de su madre y de la comunidad religiosa. Aunque en algún momento de su infancia pudo haber cercanía, la relación se volvió “complicada” a medida que él descubría quién era y qué defendía. Ese distanciamiento lo dejó emocionalmente marcado. En Glass onion vimos que Blanc ha construido una comunidad alternativa con su pareja y amigos, pero su familia sigue siendo un vacío doloroso. El hecho de que lo único concreto que sepamos es su relación difícil con su madre añade un matiz triste a su personaje.

Vulnerabilidad detrás de la fachada
Hasta ahora, Blanc se mostraba seguro y confiado, un detective que parecía tener todas las respuestas. Wake up dead man revela que esa seguridad es, en parte, una fachada. Su incomodidad frente a la religión muestra una grieta en su armadura: un hombre herido que intenta reparar algo que lo dañó en el pasado, aunque sabe que nunca podrá hacerlo. Este conflicto añade una nueva capa al personaje. Blanc no solo es un genio de la deducción, sino también alguien que lucha con heridas emocionales profundas, incapaz de reconciliarse con una parte de su historia.

Conclusión: un detective marcado por lo irresoluble
La película no revela mucho más sobre Blanc, pero esa escena sobre la religión habla por sí sola. Nos muestra a un hombre con un fuerte sentido de justicia, incapaz de tolerar la discriminación o la crueldad, pero también incapaz de encontrar paz en la fe que marcó a su madre. Al final, gracias a la calidez de Jud, parece hallar un pequeño consuelo, aunque el misterio de la religión seguirá siendo el único que nunca podrá resolver.