Las películas de Zelda deberían explotar este rasgo clásico de los juegos para construir una franquicia sólida
Cuando se anunciaron los protagonistas de la próxima película de The Legend of Zelda, quedó bastante clara la intención de Nintendo de apostar por una franquicia cinematográfica a largo plazo. Bo Bragason, quien interpretará a la Princesa Zelda, tendrá 23 años cuando la película se estrene, mientras que Benjamin Evan Ainsworth, encargado de dar vida a Link, tendrá apenas 19. Con actores tan jóvenes, la posibilidad de secuelas es evidente.
Sin embargo, si Zelda realmente quiere consolidarse como una saga en la gran pantalla, Nintendo debería tener en cuenta algo fundamental: los juegos nunca han contado una historia lineal. En lugar de una sola continuidad, la saga se construye a partir de líneas temporales ramificadas, con cada entrega presentando una versión distinta del conflicto. Ese mismo enfoque podría ser la clave para un universo cinematográfico duradero.

Los juegos de Zelda giran en torno a un ciclo eterno entre el bien y el mal
De los más de 30 títulos que conforman la saga, solo dos funcionan como secuelas directas: Majora’s Mask y Tears of the Kingdom. Esto se debe a que cada juego suele reiniciar la historia, presentando nuevas versiones de Link y Zelda en contextos diferentes. Durante años, esta estructura confundió a los fans, quienes intentaron ordenar los juegos en una sola cronología hasta que el libro oficial Hyrule Historia confirmó la verdad: cada juego es una historia independiente, pero todas forman parte del mismo ciclo eterno.
El conflicto nunca termina, solo cambia de forma.
Cronológicamente, Skyward Sword marca el inicio del ciclo. Luego le siguen The Minish Cap y Four Swords. A partir de Ocarina of Time, la historia se divide en tres líneas temporales distintas, donde títulos clásicos como A Link to the Past, The Wind Waker y Majora’s Mask existen en ramas separadas. Juegos más recientes, como Breath of the Wild, se sitúan al final de la cronología, tras un evento que aparentemente unifica todas las líneas temporales.
Este ciclo siempre se repite con tres elementos clave: un héroe valiente, una joven sabia con un rol casi divino y una amenaza oscura impulsada por el odio. Link y Zelda suelen comenzar cada historia sin conocerse o viviendo vidas completamente distintas, mientras que el villano adopta diferentes nombres —Demise, Vaati, Ganondorf o la Calamidad— pero mantiene un único propósito: conquistar y destruir.
Las líneas temporales ramificadas favorecen reinicios constantes en el cine

El hecho de que existan múltiples líneas temporales explica por qué ningún juego de Zelda es igual a otro. The Wind Waker apuesta por un estilo animado y un tono ligero, mientras que Twilight Princess es mucho más oscuro y realista. Esta variedad podría ser, precisamente, la mayor fortaleza de la franquicia en el cine.
Nintendo tendría la libertad de desarrollar proyectos con estilos y tonos completamente distintos: películas live-action, series animadas o incluso propuestas experimentales, sin que una interfiera con la otra. La cronología exacta no sería lo más importante, sino la capacidad de reiniciar el universo cada vez que sea necesario.
Cada historia puede sentirse única sin romper el universo.
Aunque la próxima película probablemente tenga una secuela directa —algo que también ocurre ocasionalmente en los juegos—, cada entrega debería funcionar como una experiencia independiente, tal como sucede en la saga original.
Los reinicios frecuentes podrían ser ideales para una franquicia cinematográfica de Zelda
Durante años, los fans han debatido cómo debería adaptarse Zelda a la pantalla. Algunos soñaban con una película de acción real, otros con una serie de anime, y muchos creían que solo un enfoque al estilo Studio Ghibli podría hacerle justicia. La antigua serie animada dejó un recuerdo tan extraño que incluso hubo quienes pensaron que Zelda nunca debería volver a intentarlo.
Sin embargo, las primeras imágenes del nuevo proyecto live-action han comenzado a cambiar esa percepción, sugiriendo que Nintendo va por el camino correcto.
Además, la naturaleza cíclica de la saga permite algo que pocas franquicias pueden hacer: no limitarse a un solo formato. A diferencia de The Super Mario Movie, pensada como una franquicia animada tradicional basada en secuelas, Zelda apunta a un público distinto y merece un desarrollo creativo más flexible.

Para Zelda, no hay un solo camino correcto, sino muchos. Y justamente ahí reside su mayor fortaleza.
La película de The Legend of Zelda se estrena el 7 de mayo de 2027.
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