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Harrison Ford en el cine

Harrison Ford
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Cristobal Romero

febrero 6, 2023

Huraño, irritado, agitado, cabreado, enfadado, dispéptico, belicoso, agraviado. Éstas son sólo algunas de las palabras que se pueden utilizar para describir el estilo interpretativo de Harrison Ford cuando está en su mejor momento. Ha hecho una carrera increíble pareciendo que está en un estado constante de tener los engranajes molidos.

Harrison Ford


En su nueva comedia dramática en streaming en Apple TV+: Shrinking, que protagoniza junto a Jason Segel, se podría utilizar cualquiera de ellas para describir su estado de ánimo como el Dr. Phil Rhodes, propietario de una consulta privada de psiquiatría en la que trabajan terapeutas torpes como el Jimmy Laird de Segel y la bienintencionada pero entrometida Gaby (Jessica Williams).

Es cierto que interpretar a un personaje que tiene que lidiar a diario con gente como estos dos te va a hacer buscar el Pepto-Bismol, pero mientras sea Ford, no lo queremos de otra manera. Algunos de los mejores momentos del actor en el cine han capturado a Ford en un estado de ánimo menos que estelar. Piénsalo; en sus papeles de Han Solo, Indiana Jones, el Dr. Richard Kimball y Jack Ryan, los momentos más memorables de estos personajes son cuando Ford se encuentra en una de las palabras utilizadas en la primera frase de este artículo.
Aparte de los momentos que pasa con su boo, la princesa Leia, ¿cuándo está Han Solo algo menos que irritado o a punto de cabrearse? Es un contrabandista sin escrúpulos que tiene que hacer trueques con Greedo y Jabba el Hutt para mantener el Halcón Milenario a toda velocidad y hacer la Carrera de Kessel en menos de 12 parsecs. Y, por supuesto, está Lando Calrissian (Billy Dee Williams). Cuando no está vendiendo a su viejo amigo de póquer a Darth Vader para que acabe encerrado en carbonita, está intentando conquistar a la princesa, la novia de Han. Eso no es ser amigo, y Ford siempre ha hecho la mueca perfecta para hacernos saber que no le hace ninguna gracia. Y no hablemos ya de lo que hay que hacer para no perder los papeles con un joven Luke Skywalker. Sinceramente, si no fuera por Chewbacca, Han probablemente estaría en terapia. Cualquiera de esos personajes va a sacar lo peor de una persona, y estamos aquí para celebrar que Ford puede capturar bien a ese tipo.
Los momentos que pasa con su novia, la princesa Leia, ¿cuándo está Han Solo algo menos que irritado o a punto de cabrearse? Es un contrabandista sin escrúpulos que tiene que hacer trueques con gente como Greedo y Jabba el Hutt para mantener el Halcón Milenario a toda velocidad y hacer la Carrera de Kessel en menos de 12 parsecs. Y, por supuesto, está Lando Calrissian (Billy Dee Williams).

Cuando no está vendiendo a su viejo amigo de póquer a Darth Vader para que acabe encerrado en carbonita, está intentando conquistar a la princesa, la novia de Han. Eso no es ser amigo, y Ford siempre ha hecho la mueca perfecta para hacernos saber que no le hace ninguna gracia. Y no hablemos ya de lo que hay que hacer para no perder los papeles con un joven Luke Skywalker. Sinceramente, si no fuera por Chewbacca, Han probablemente estaría en terapia. Cualquiera de esos personajes va a sacar lo peor de una persona, y estamos aquí para celebrar que Ford puede capturar bien a ese tipo.
¡Cálmese, Dr. Richard Kimball! Pensándolo bien, no lo hagas, ¡porque un Dr. Kimball enojado en The Fugitive es por el que hemos pagado 20 pavos y otros 85 por palomitas y bebida! Esto es para lo que queremos ir al cine, aquí mismo: para ver a Harrison Ford enfadado durante dos horas enteras mientras lucha por limpiar su nombre por el asesinato de su propia mujer, Helen (Sela Ward).

De respetable médico a miembro de una banda de delincuentes y fugitivo de la justicia que salta de los túneles de alcantarillado para eludir las garras de alguien como el U.S. Marshall Sam Gerard (Tommy Lee Jones); ¿cómo es posible que ese tipo de espiral descendente no te moleste seis días a la semana y dos veces los domingos? Era el hombre con un solo brazo, por el amor de Dios, y su buen amigo y antiguo colega, el Dr. Charles Nicholls (Jeroen Krabbe) le pagó para que lo hiciera. Por eso Kimball está enfadado, y tiene todo el derecho a estarlo. De hecho, lo alentamos. Cuanto más se enfada Ford, más ganas tenemos de darle una nominación al Oscar, es más, una estatuilla al Oscar.
¿Acaba de amenazar ese soldado del IRA (Sean Bean) a la familia del analista de la CIA convertido en agente de campo Jack Ryan en Juegos de patriotas? Perfecto. No se nos ocurre nada que ponga a Harrison más nervioso que eso. ¿Y cuando intentaste sacar de la carretera a su mujer, Cathy (Anne Archer), y a su preciosa hija pequeña, Sally (Thora Birch), haciéndolas chocar contra un guardarraíl y a punto de perder la vida? Esa es la mirada que nos encanta. Harrison Ford con los labios fruncidos y las venas saliéndole de la frente. Ahora la película puede empezar oficialmente, porque hasta ese momento, el tranquilo y sereno Ford no nos había gustado. Nos retorcíamos en nuestros asientos por lo normal y no retorcido que parecía su rostro. Todo el mundo tranquilo. Harrison Ford está cabreado, y nos encanta cada minuto.

Por Jeffrey Speicher.

Fuentes: Collider

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